domingo, octubre 01, 2006

Shanghai (21/22/23-VII-06)-上海

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Shanghai (上海)

El tren de Hong Kong- Guangzahou salía a las 9:30 de la mañana. Llegamos a la estación a las 8:25 y una taquillera muy amable nos preguntó si queríamos salir en el de las 8:30. Nosotros encantados, les puso un sello a los billetes y los transformo en los de una hora antes. Con un walki avisó para que el tren no saliera sin nosotros, porque de la taquilla al tren había un trecho.
Una vez montados en un lujoso tren de dos pisos las azafatas nos iban dando bebidas y algún tentempié. Al llegar a Guangzahou, cogimos un taxi directo al aeropuerto para volar a Shanghai.
Era la primera vez que íbamos a comprar billetes de avión en el mismo aeropuerto, ya que siempre los habíamos comprado en los hoteles y nos respetaron el precio de Internet.
Pero en el aeropuerto el vuelo nos salio más caro, 650 $ frente a 520 que marcaba la tarifa de Internet. Si bien es verdad que en los hoteles siempre encargábamos los billetes a partir del mejor precio encontrado en Internet, en los aeropuertos había que buscar el mostrador de la compañía más barata, que no era tarea fácil, sobre todo en un aeropuerto de las dimensiones mastodónticas de Guangzahou. Conclusión, de 4 vuelos internos que hicimos en China, en tres pudimos sacar el mejor precio de Internet cuando los comprábamos en el “Ticket Service” de los hoteles, donde son muy diligentes y las comisiones si las cobran son bajísimas.
En fin, a la 1:30 de la tarde salía nuestro avión para Shanghai, y a las 3:45 llegamos a la ciudad, donde cogimos un taxi directo al hotel.
Lo primero que hicimos después de ducharnos fue ir a recepción a cambiar dinero y encargar los billetes de tren en litera blanda ( previa información en http://www.travelchinaguide.com/) Shanghai-Beijing para dentro de 4 días. Una vez pagados los billetes y después de una cena tempranera, nos fuimos a la zona más famosa y concurrida de Shanghai: “El Bund”, una especie de paseo gigantesco que discurre a orillas del rió Huangpu con unas vistas insuperables del Pudong, justo en la otra orilla, con uno de los símbolos emblemáticos de Shanghai: “La torre Jinmao” (420.5 metros).
Ese día era viernes tarde, y ya se sabe, si normalmente todos los sitios emblemáticos están llenos de turistas chinos haciéndose fotos, en fin de semana y viernes noche ya no cabe ni un alfiler.
Prácticamente en los diferentes tramos del paseo con varios kilómetros de largo, no había sitio en la barandilla que daba al rió para asomarse, andar se hacía difícil sorteando gente, pero bueno ¡Cuándo no hay prisa!
Allí estábamos, hablando con todo el mundo con el que nos cruzábamos, vendedores de patines de dos ruedas y a luces, vendedores de cocos con su pajita dentro, de agua, de collares…
En un momento dado Pablo encontró un minihueco que asomaba al río y se hizo fuerte. Allí conseguimos hacernos unas fotos nocturnas con el Pudong de fondo.
Al desandar el camino Pablo y Miguel traían sus patines de luces puestos, y ante el llanto por agravio de Hugo tuvimos que comprarle una bola de luces. La verdad es que Hugo en ese aspecto es un niño inusual y no suele pedir nada, pero ver a sus hermanos patinando con ruedas de colores en plena noche fue superior a el.
El siguiente día era el día de las compras, en todo el viaje por China nos habíamos contenido y solo habíamos comprado alguna camiseta y cosas muy pequeñas para no lastrar nuestro equipaje. Pero Shanghai…
La primera decepción se produjo al llegar al famoso mercado de ropa y calzado de Xianguand, reino de las imitaciones. Resulta que lo habían derribado. El Gobierno chino está haciendo algunos lavados de cara eliminando alguno de los “mercados oficiales” para dar una imagen de verdadera lucha contra el pirateo.
A los pocos segundos de nuestra decepción nos empieza a abordar gente por las aceras ofreciéndonos mercancías como zapatos, relojes, Bolsos etc. Había que seguirles hasta sus casas y allí se regateaba y se compraba la mercancía. Descubrimos que el sistema había cambiado en esta zona, seguía existiendo pirateo pero más camuflado y discreto.
El problema era lo trabajoso y engorroso que se hacía ir visitando una casa tras otra, a veces en huecos o altillos inverosímiles. Bueno, al final conseguimos hacer algunas compras de las que teníamos pendientes, las demás las fuimos haciendo por diversos mercados y en muchas tiendas pequeñas de Shanghai, en muchas de estas se encuentran zapatillas, carteras, mochilas y demás material de imitación de muy buena calidad.
Después de mucho batallar decidimos ir a comer. Nos reservamos para después el mercado de antigüedades de Dongtailu.

El mercado de Dogtailu, está formado de cientos de puestos, casi todos con autenticas antigüedades mezcladas con imitaciones: tallas de madera, piedra, caligrafías…
La disposición de los tenderetes que da entrada a las tiendas que se esconden detrás, el ambiente que se respira, las casas bajas donde se ubican las tiendas que le dan un aire especial, hacen de el un mercado único En fin, es como un rastro de cosas antiguas pero en chino, en mi opinión un mercado maravilloso, para los locos de las antigüedades y las curiosidades.
De allí nos llevamos un Buda desgastado de mármol granate de 60 centímetros de altura con su pedestal incluido. Este capricho personal me valió alguna discusión con my wife, que me dijo con razón que donde iba a meter eso, sobre todo pensando que teníamos que pasar de nuevo por Beijing y nos quedaban cinco días de viaje.
Esa noche nos retiramos pronto al hotel, ya que a primera hora del día siguiente haríamos el check out del Ocean Hotel Shanghai, par viajar a Suzhou (la Venecia China).
El Bund con el Pudong al fondo
El Bund de noche I

El Bund de noche II
Abuelo
Pablo en el mercado de Antigüedades de Dongtailu

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